MIEDO DA A VECES COGER UNA PLUMA

"Miedo da a veces coger una pluma y ponerse a escribir,
miedo da a veces tener miedo a tener miedo [...]"
Gloria Fuertes

martes, 29 de octubre de 2013

De lo que me pides...

Me pides que no cante cuando llega la noche. Me pides que no intente arrullarte al final del día. Me pides que no pase la mano por tu cabello. Me pides tantas cosas. Y no sé si yo puedo darte una luna de música sin notas, las buenas noches con trino mudo, una caricia distante como un “adiós”. Me pides oído sordo a tu respiración, me pides no aprenderme tu ritmo, me pides mantener la sábana fresca con mi ausencia. Pero la sábana se calienta sola cuando por las noches abro las puertas del sueño y me encuentro contigo y eres tan real que destronas cada vez a tu recuerdo. Y me invitas con sonrisa de verdad bíblica al abrazo.

Sé que un día dejará de dolerme tu recuerdo. Dejará de obsesionarme la imagen de tu cabeza alejándose entre la gente un mediodía de otoño, la primera vez que tuve miedo de no volver a verte. ¿Alguna vez fuimos felices? Si me sé de memoria la melodía de tu risa, debe ser porque la escuché muchas veces. Tengo en los dedos la sensación de agua que se escapa, tu pelo como agua oscura de noche sin luna con estrellas ocasionales. Un abrazo desesperado a tu cintura que ya es aire cuando logro acercarme. Campanas tus palabras que sonaban un “te quiero” caprichoso los días sin misa.

Eras mi espejo, la plata líquida que temblaba con mis dedos. El pájaro que sólo cantaba en las mañanas en que yo dormía más allá de la hora. Un timbre sin respuesta en una casa sin puerta. Un teléfono que suena y suena y suena y suena. Y aún hoy, por algún motivo, después de pedirme que no vuelva a hacerte ruido, tú sigues sonando. Lo que era un eco de baile con vestidos de colores, lo que era una pestaña del deseo, lo que era el primer beso torpe, la voluptuosidad inocente, una carrera sin motivo, mejillas calientes y narices frías por un paseo en el parque, lo que era todo lo que era, hoy es sólo el aire que queda atrapado entre las miradas de despedida sordomuda. 

Y aun entre todo este silencio, me pides que no cante cuando llega la noche. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario