Y nadie
se ha dado cuenta
y nadie lo quiere ver
que viene de forma lenta:
no le hace falta correr.
y nadie lo quiere ver
que viene de forma lenta:
no le hace falta correr.
Se
restriega la calaca
contra paredes y gente,
en la muchedumbre ataca
primero al más inocente.
contra paredes y gente,
en la muchedumbre ataca
primero al más inocente.
Con el
abrazo podrido
y el besito pestilente
para siempre queda herido
en el alma y en la mente,
y el besito pestilente
para siempre queda herido
en el alma y en la mente,
aquel
que decide ver
más allá de sus zapatos
e intenta hacer entender
a la humanidad su pathos.
más allá de sus zapatos
e intenta hacer entender
a la humanidad su pathos.
“Oh,
amigo que no ves
a quién tienes a tu espalda,
pálidos ligeros pies
se acercan con negra falda.”
a quién tienes a tu espalda,
pálidos ligeros pies
se acercan con negra falda.”
Pero al
decirlo ha caído.
Ella quedándose atrás,
y al hacerlo se ha reído,
ha mirado y a lo más,
Ella quedándose atrás,
y al hacerlo se ha reído,
ha mirado y a lo más,
con
ademanes lejanos,
a multitud indolente
ha incitado con sus manos
a comerse al prepotente.
a multitud indolente
ha incitado con sus manos
a comerse al prepotente.
Al
Ícaro que valiente,
aún tan solo unos instantes,
creyó que al mundo doliente,
a esos necios caminantes,
aún tan solo unos instantes,
creyó que al mundo doliente,
a esos necios caminantes,
podía
ayudar denunciando
aquello que se acercaba.
Sin pensar que desafiando
a Corrupción que no acaba,
aquello que se acercaba.
Sin pensar que desafiando
a Corrupción que no acaba,
el
orden amenazaba,
y a quienes daba la mano,
a quien creía que salvaba,
del modo más inhumano
y a quienes daba la mano,
a quien creía que salvaba,
del modo más inhumano
lo
acusarían de indeseado,
de anarquista violento,
de enemigo del estado;
construyendo un monumento
de anarquista violento,
de enemigo del estado;
construyendo un monumento
sobre
lo que él denunciaba.
La muerte, sin embargo,
desde lejos contemplaba
lo que como por su encargo
La muerte, sin embargo,
desde lejos contemplaba
lo que como por su encargo
frente
a ella sucedía;
lo que tantas otras veces.
A la luz del mediodía,
como al anzuelo los peces,
lo que tantas otras veces.
A la luz del mediodía,
como al anzuelo los peces,
en
grito y acusación
sus títeres terminaban.
Creyendo justa razón,
cuando de ello ponderaban,
sus títeres terminaban.
Creyendo justa razón,
cuando de ello ponderaban,
hablar de naturaleza,
de “naturaleza humana”;
justificando bajeza
como si raíz y rama.